la ruta de la seda
La Ruta de la Seda era una red de rutas comerciales
entre Asia y Europa que se extendía desde Chang'an(actualmente Xi'an) en China, Antioquía en Siria y Constantinopla (actualmente Estambul, Turquía) a las
puertas de Europa y que llegaba hasta los reinos hispánicos en el siglo XV. El
término "Ruta de la Seda" fue creado por el geógrafo alemán Ferdinand
Freiherr von Richthofen, quien lo
introdujo en su obra Viejas y nuevas aproximaciones a la Ruta de la Seda, en
1877. Debe su nombre a la mercancía más prestigiosa que circulaba en ella, la seda, cuya elaboración era un secreto que sólo los chinos
conocían. Los romanos se convirtieron en grandes aficionados de este tejido,
tras conocerlo antes del comienzo de nuestra era a través de los partos,
quienes estaban al tanto de su comercio. Muchos productos transitaban estas
rutas: piedras y metales preciosos, telas de lana o de lino, ámbar, marfil,
laca, especias, vidrio, materiales manufacturados,
coral, etc.miércoles, 20 de noviembre de 2013
civilización china y la ruta de la seda.
La historia de China,
como cronología de una de las civilizaciones más antiguas del mundo con
continuidad hasta la actualidad, tiene sus orígenes en la cuenca del río Amarillo, donde surgieron las primeras dinastías Xia y Shang. La existencia de documentos escritos hace cerca de 3500
años han permitido el desarrollo en China de una tradición historiográfica muy
precisa, que ofrece una narración continua desde las primeras dinastías hasta
la edad contemporánea. La cultura china, según el mito, se inaugura con los
tres emperadores originarios: Fuxi, Shennong y finalmente el Emperador Amarillo Huang, este último considerado como el
verdadero creador de la cultura. Sin embargo, no existen registros históricos
que demuestren la existencia real de estas personalidades, las que de acuerdo
con la transmisión oral de generación en generación, habrían vivido hace unos
5000 a 6000 años.La enorme extensión geográfica del estado actual de la República Popular China hace que, inevitablemente, la historia
de todo este territorio abarque, en sentido amplio, a un gran número de pueblos
y civilizaciones. Sin embargo, el hilo conductor de la narración tradicional de
la historia china se centra, en un sentido más restringido, en el grupo étnico
de los chinos, y está íntimamente asociada a la evolución de la lengua china y
su sistema de escritura basado en los caracteres. Esta continuidad cultural y lingüística es la que
permite establecer una línea expositiva de la historia de la civilización
china, que, tanto desde los textos más antiguos del I milenio a. C., como desde los clásicosconfucianos, pasando por las grandes historias dinásticas
promovidas por los emperadores, ha continuado hasta el presente. Los
descubrimientos arqueológicos del siglo XX,
muy en especial los de los huesos oraculares, que recogen las primeras manifestaciones
escritas en lengua china, han contribuido en las últimas décadas a un
conocimiento mucho más detallado de los orígenes de la civilización china.La narración tradicional china de la historia se basa en
el llamado ciclo dinástico, mediante el cual los
acontecimientos históricos se explican como el resultado de sucesivas dinastías
de reyes y emperadores que pasan por etapas alternas de auge y declive. Este
modelo del ciclo dinástico ha sido criticado por muchos autores1 por dos
razones fundamentales: En primer lugar, por su simplismo, ya que el modelo
adopta un patrón recurrente según el cual los primeros emperadores son heroicos
y virtuosos, mientras que los últimos son débiles y corruptos. Esta visión está
sin duda influida por la interpretación de las propias dinastías reinantes, que
encontraban en la degradación de la dinastía precedente una legitimación de su
propio ascenso al poder. En segundo lugar, el modelo dinástico ha sido también
criticado por presentar una visión nacionalista artificial, pues lo que en una
interpretación alternativa podría verse como una sucesión de diferentes estados
y civilizaciones en un mismo territorio, aparece como una mera alternancia de
regímenes de gobierno en el marco imperturbable de una entidad nacional única.A pesar de estas críticas, el modelo del ciclo dinástico
permite ver los acontecimientos históricos que han llevado a la formación de la
China actual como una estructura lineal de fácil comprensión, lo cual ha
mantenido su vigencia entre los historiadores hasta la actualidad. Otra razón
principal por la que el estudio de las dinastías y sus emperadores ha sido
fundamental entre los chinos en el análisis de su propia historia es el sistema
tradicional de datación de fechas, según el cual cada emperador establecía sus
periodos de reinado como marco para contabilizar los años. Así, el año
cristiano de 1700 se corresponde según el sistema tradicional chino con el año
38 de la era Kangxi, mientras que el año 1750 sería el año
15 de la era Qianlong. Incluso hoy en día, en Taiwán el año 2007 se designa en contextos
formales como año 96 de la República. Este uso de
las dinastías y sus emperadores para la propia datación de los años ha hecho
imprescindible el dominio de la cronología dinástica en la tradición cultural
china para adentrarse en el estudio de la historia.
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